La importancia de acostar temprano a los niños ante el retorno a clases

Con el inicio del nuevo ciclo escolar a la vuelta de la esquina, la rutina de sueño de los niños cobra una relevancia clave en su desempeño académico y bienestar general.

Dormir temprano no solo les ayuda a descansar y recuperar energías, sino que también facilita el procesamiento de la información adquirida durante el día y contribuye a su desarrollo físico y emocional.

¿Cuántas horas de sueño necesitan los niños?

Las necesidades de sueño varían según la edad, pero existen pautas científicas que pueden servir de guía para los padres. La Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño (AASM, por sus siglas en inglés) recomienda el siguiente tiempo de descanso:

• Bebés (4-12 meses): 12 a 16 horas (incluyendo siestas).

• Niños pequeños (1-2 años): 11 a 14 horas (incluyendo siestas).

• Preescolares (3-5 años): 10 a 13 horas (incluyendo siestas).

• Escolares (6-12 años): 9 a 12 horas.

• Adolescentes (13-18 años): 8 a 10 horas.

La importancia de acostar temprano a los niños ante el retorno a clases

Beneficios de un buen descanso

Una rutina de sueño adecuada en la infancia tiene múltiples beneficios:

• Mejora la concentración, la memoria y el aprendizaje.

• Reduce el riesgo de obesidad infantil y fortalece el sistema inmunológico.

• Contribuye a una mejor regulación emocional y disminuye la irritabilidad.

• Favorece el crecimiento adecuado, ya que durante el sueño profundo se libera la hormona del crecimiento.

Además, estudios recientes señalan que acostarse antes de las 11 de la noche reduce en un 25% el riesgo de enfermedades cardíacas, lo que demuestra que el hábito de dormir temprano no solo impacta en el presente, sino también en la salud futura.

Consejos para establecer buenos hábitos de sueño

La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) recomienda a los padres implementar estrategias para garantizar un descanso reparador en sus hijos:

• Establecer una rutina nocturna: fijar horarios regulares para acostarse y despertar.

• Reducir el tiempo frente a pantallas: evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir.

• Fomentar la actividad física: jugar al aire libre y hacer ejercicio ayuda a mejorar la calidad del sueño.

• Crear un ambiente adecuado: mantener la habitación en penumbra, con temperatura agradable y sin distracciones.

• Evitar bebidas azucaradas o estimulantes antes de dormir.

El desafío del sueño en los adolescentes

Uno de los mayores desafíos en la actualidad es el déficit de sueño en los adolescentes. Con el inicio de la pubertad, su reloj biológico cambia y tienden a dormirse más tarde, pero muchas veces deben madrugar para ir a clases. Por ello, la AAP recomienda que las escuelas consideren retrasar el inicio de las actividades académicas para garantizar un mejor descanso en esta etapa crucial del desarrollo.

Dormir bien es tan importante como una alimentación saludable o el ejercicio. Establecer buenos hábitos de sueño desde la infancia no solo mejora el rendimiento escolar, sino que también sienta las bases para una vida más saludable y equilibrada.

Fonte: Paraguay.com