Hoy lunes 5 de octubre se recuerda el Día Mundial del Hábitat y como todos sabemos esto engloba a todo el planeta, lugar donde habitamos todos los seres vivos. Pero que implica vivir en ambiente saludable y apto especialmente para los seres humanos. En el país hay más de 1.100.000 de habitantes que no tienen acceso a la vivienda digna.
Hoy lunes 5 de octubre se recuerda el Día Mundial del Hábitat y como todos sabemos esto engloba a todo el planeta, lugar donde habitamos todos los seres vivos. Pero el hábitat no solo implica vivir en ambiente saludable y apto especialmente para los seres humanos, sino además el derecho a tener una vivienda diga.
En el país hay más de 1.100.000 de personas que no tienen acceso a la vivienda digna. En la actualidad y con la pandemia del COVID-19, el hogar es como el principal escudo para hacer frente a esta enfermedad, pero lastimosamente no todos tienen acceso a un techo. “Hoy más que nunca la vivienda, es el primer frente de batalla, el primer cobijo que tiene la familia ante el COVID”, resaltó en contacto con La Nación, Katrina Lisnichuk, de Hábitat para la Humanidad.
Afirmó que la vivienda es la plataforma en donde todas las demás condiciones y dignidad de la familia se puede crecer en cuanto a educación, salud y desarrollo familiar. “Si no tenemos una vivienda donde desarrollar eso nos falta bastante para hablar de desarrollo. A parte de la vivienda consideramos toda la estructura que tiene el entorno”, aseguró.
Destacó que no sirve tener una vivienda que tenga carencias básicas como energía eléctrica, agua, escuela o buses en la zona. “La vivienda debe contar con servicios dentro de la estructura. De nada sirve que ni tenga luz, agua, junta de saneamiento, entre otros. Dentro de hábitat buscamos que accedan a la vivienda con todas las condiciones, dependiendo de las condiciones de la familia de su capacidad económica y la cantidad de miembros”, aseguró.
Concepto de vivienda progresiva
Katrina explicó que el concepto de vivienda progresiva busca que las familias paguen por una casa el mismo monto que le cuesta un alquiler. “Eso mismo pueden invertir en un vivienda propia, pero de manera progresiva. Hoy viviendas de 60 a 80 metros cuadrados terminados cuentas tanto, buscamos que las casas sean adaptadas a las necesidades de cada familia”, puntualizó.
Resaltó que como organización manejan el enfoque que todo se debe realizar de acuerdo a la necesidad de cada familia y siempre de acuerdo a sus necesidades. Además de que tiene en cuenta de que no puede realizar un impacto relevante para ayudar a todas las familias necesitadas. “La necesidad es muy grande”.
Cada año Paraguay suma 15.000 familias sin viviendas
En otro momento, aseguró que en el país cada año se suman 15.000 familias que no cuentan con viviendas. “Nosotros estamos haciendo mejoramiento unas 600 casas por año, si nosotros solos nos consideramos como artífices de respuestas no vamos a llegar, entonces convocamos a las personas a construir comunidades, viviendas y esperanzas”, ratificó.
Indicó que a partir de todo esto están buscando mediante ciencias políticas públicas dar acceso de financiamiento de suelo y vivienda para familias que no están teniendo. “Estamos hablando de más de 1.100.000 personas que no tienen una vivienda, de las cuales un 80% tiene un déficit cualitativo. Eso quiere decir que cuenta con una vivienda, pero que le faltas cierto adecuaciones”, manifestó.
Construcción de viviendas y mejoramiento
Katrina agregó que actualmente se enfocan en dos ámbitos tanto en la construcción de vivienda nuevas y las mejoras o reparaciones, de las personas que cuentan con casa propia, pero que necesitan mejorar su estructura.
“Nosotros nos enfocamos en que el lugar reúna las condiciones, ya que en muchas oportunidades las familias cuentan con una propiedad pero no cuentan con acceso a las necesidades básicas en la zona por lo que deben recurrir nuevamente a alquileres y arrendando su propiedad”, aseguró.
Puntualizó que la vivienda es fundamental entre las demás necesidades básicas. “Si bien tenemos retrasos en cuanto a salud y educación, si no tenemos una plataforma no tendremos acceso a eso, por eso pesamos que la vivienda es trasversal a todos esos derechos.
En Paraguay desde hace 22 años
Cabe destacar que Hábitat para la Humanidad se encuentra en el mundo desde el año 1976 y el Paraguay desde hacer 22 años, ya lograron mejorar las condiciones de vida de más de 9.000 familias, cambiando la vida de más de 45.000 personas.
“Hoy estamos trabajando en varios modelos de autogestión, hacemos como una asistencia técnica para administración de fondos, para que la persona por ejemplo que si tiene 25 millones, esa suma le alcance y que no quede enterrado en cimientos”, subrayó.
De esta forma ayuda a las familias para acceder a los proveedores correctos, para la compra de materiales, mano de obra y que puedan acceder a la vivienda con los fondos con los que cuentan y evitar estancarse en una construcción inconclusa.
Desarrollo comunitario
Hábitat para la Humanidad Paraguay llevará a cabo un encuentro hoy, a las 16:00, vía Zoom, con transmisión en vivo desde sus cuentas oficiales en las redes sociales. Presentará dos diagnósticos realizados como parte de su respuesta a la emergencia sanitaria. El primero, realizado en 11 asentamientos de Luque “Análisis de situación de población, vivienda y servicios”; y el segundo en el barrio San Pedro de Asunción (Chacarita Baja) “Análisis de situación con énfasis en las consecuencias del COVID-19”.
Estos estudios buscan contribuir con las políticas públicas, tanto nacionales como distritales, y en la toma de decisiones, en respuesta a las necesidades de la población. Además, se compartirá la experiencia de la instalación de 300 lavamanos en la zona de los bañados de Asunción, en coordinación con la Red de Apoyo a Asentamientos y la financiación del Banco Mundial.
Igualmente se dará inicio a la segunda campaña denominada “Salvando Vidas en asentamientos precarios”, la cual busca instalar más puestos de lavamanos con el suplemento de servicios e insumos, con el apoyo de la ciudadanía y organizaciones aliadas.
Fonte: La Nacion